250 grs. de caraotas rojas
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1 cebolla
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1 taza de arroz blanco
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Te negro
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1 pimentón
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2 plátanos verdes
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jengibre
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5 ajíes dulces
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2 aguacates
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limón
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3 dientes de ajo
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½ cebolla
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azúcar morena
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1/2 aj í rocoto
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aceite de oliva
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400grs. de tomates pelados
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vinagre de sidra
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1cda. de vinagre de sidra
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sal
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1 hoja de laurel
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pimienta
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1 a 2 cucharadas de salsa kétchup
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Sal
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pimienta negra
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150grs. de malacho(con sal y pimienta)
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200 ml de caldo de pollo o gallina
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Caraotas rojas
En un embase o cuenco deje remojando las
caraotas un día antes
En una hoya cubra
totalmente con agua y cocine hasta que ablande el grano y reserve.
En un
sartén o caldero pequeño sofría la cebolla hasta que transparente, luego el
pimentón y el ají dulce. Seguido el ajo y el rocoto sin que dore de mas.
Agregue el malacho (sal pimentado) espere a que seque un poco el pescado, no
más de dos minutos. Levante el sofrito con un poco de caldo de pollo, vierta
los tomates pelados, añada el resto del caldo de pollo baje la llama y deje
cocinar por espacio de tres minutos y reserve.
Demos vuelta hacia nuestra olla con caraotas, póngala a fuego alto hasta
que levante hervor, vuelque el sofrito con el malacho, baje la llama a la mitad
y deje cocer todo con una tapa por
espacio de 10 a 15 min. Retire la tapa de la olla, corrija el punto de sal
teniendo en cuenta que con la merma de líquido, el nivel de sal en nuestra
preparación aumentara progresivamente. Unos dos minutos antes de apagar la
llama vierta un poco de salsa kétchup. Quizás le parezca una chapucería
culinaria por decirlo de algún modo, pero, el azúcar de la salsa le da cierto
equilibrio a esta preparación y en la cocina como todo, no deberíamos ser
puritanos y dogmaticos y la verdad es que tampoco estamos transgrediendo el
orden y las bases de la cocina jajajaj. A veces hay que saber cuándo debemos
cruzar la línea y en este caso es solo un coqueteo no mas con el lado oscuro dela fuerza =). Hace años estaba fascinado
por la música de Jimi Hendrix me acuerdo que solía escuchar interminables programas de
radio, pasarme horas huroneando en las
biografías de este legendario músico y unos de los detalles que colmaba
mi interés era el hecho de que este
genial músico fue criticado por darle otro sonido y estructura al blues por
ahí de los años sesenta,..
Bueno para hacer corta la historia en pocos
años este brillante guitarrista que alguna vez fue paracaidista pasó de ser
hereje transgresor, a genio visionario y así hasta estos días...... Sin tanto
animo de grandeza, sin mucho ruido y bueno justificada esta herejía de la salsa
kétchup volvamos a nuestra preparación. Vierta la salsa de tomate sin pudor
pero la cantidad justa... corrija el
punto de sal, agregue pimienta y quizás para dar algo de frescor antes de servir
vendría bien un poco de cilantro recién picado.
Ensalada
Corte el aguacate en
rodajas, cebolla en julianas y cilantro finamente. Sal, pimienta blanca, aceite
de oliva y vinagre de sidra
Tostones
Pase por el lado ojo grande todos los
plátanos. Con algo de firmeza compacte la ralladura de los plátanos con las manos hasta
formar un tortica o especie de hamburguesa pequeña, que se pueda comer de un
solo bocado. Fríalos minutos escasos minutos antes de servir toda la comida, los
tostones fríos son tristes como el final de una película sin banda sonora....
Arroz
Sofría en una olla ¼ de
cebolla, sofría (nacrar) el arroz, añada el doble de agua, tape y baje la llama
a la mitad.
Trago
Macerar con azúcar
en el fondo de un vaso hierba buena,
completar con té negro y abundante hielo, agregar ralladura de jengibre.
Agitar suavemente con una cuchara et voila!. Si posee un coctelera macerar con
azúcar en el fondo de la coctelera hierba buena y azúcar. Agregar hielo y
complete con té negro la cantidad de ¾ de un vaso. Cierre bien la coctelera y
agite vigorosamente por espacio de 10 a 15 segundos. Luego en un vaso agregue hielo a tope y con un colador
pequeño vierta el contenido de su coctelera. Por último añada ralladura de jengibre al trago. Un dato
importante es que la ralladura de la raíz del jengibre se hace a escasos momentos de servir el trago, no
se puede reservar, por qué el sabor del jengibre cambia y se va estropeando al
contacto con el aire en un lapso de tiempo relativamente corto.
Si por alguna
extraña razón se le ocurre servir esta
receta como para una foto de una revista
gourmet, torturar todo dentro de un aro, dejar los extremos vacíos del plato,
abandonar la preparación como un anima sola con su vergüenza, medio desnuda, a la que se le levanta falda en medio de una
ventolera en plena calle... no lo haga por favor... deshágase
de ese afán y los esnobismos... permítase vestir a los platos con
alma campechana y despreocupada. Hágalo simple y sencillo. Hay muchas cosas en
el mundo porque inquietarse, por ejemplo: el hecho de que siempre queremos y
queremos más, sin agradecer, compartir o
regresar la dicha y la abundancia momentánea, porque todo en esta vida es
momentáneo, fugaz. El ser humano saca y saca de la tierra sin devolverle, ni
agradecerle nada cada día, no voy a caer en el desatino de decir todo tiempo
pasado siempre fue mejor, porque la constante y la naturaleza de las cosas es
el cambio. Antes había gente, hay gente y de seguro en el futuro también la
habrá. Y lo único que de verdad nos pertenece son nuestras buenas o malas acciones.
Dejemos una linda huella en este mundo para los vendrán. Agradezcamos a la
madre tierra, a los familiares y amigos que comparten un plato de caraotas
rojas con uno. Por último pido disculpas por la cháchara pseudo filosófica- existencial y come flor, porque esto en
mis tiempos no se veía.
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